Ocho millones de toneladas métricas de plástico acaban cada año en los océanos de nuestro planeta, y el 91% no es reciclado. En algunos países de Europa, o en Estados Unidos, la tasa de reciclaje está en un 30%. Por eso sorprende el caso de Noruega.
Ee el país escandinavo un 97% de las botellas producidas con este material pasa por plantas para su procesado y reutilización. Solo un 1% termina contaminando el medio ambiente y pasando a engrosar el enorme problema que tiene el planeta.
Los esfuerzos de Noruega contribuyen a paliar el aumento de desastres a gran escala, como el continente de plástico. Esta inmensa área en el océano Pacífico que acumula una ingente cantidad de microplástico ya ha sido objeto de intentos para su limpieza. Pero, por el momento, resiste toda acometida, pese a que los expertos exploran continuamente nuevos métodos para terminar con la invasión de este material en el medio ambiente.
El modelo noruego
Por ahora, solo queda emplearse a fondo en el reciclaje del plástico y seguir con los esfuerzos para encontrar una fórmula que lo reduzca. De momento, Noruega ha puesto en práctica un sistema exitoso para el primer objetivo. Los resultados son asombrosos: durante los últimos siete años se han reciclado más del 95% de las botellas de plástico anualmente.
La clave está en una doble aproximación. Por un lado, a los consumidores se les trata de inculcar la idea de que ellos compran el producto pero solo toman prestado el packaging. Cada botella de plástico tiene un impuesto de entre 11 y 26 céntimos de euro. El consumidor puede recuperar este importe depositando sus botellas en una máquina especialmente preparada para recogerlas o en ciertas tiendas asociadas.
Las empresas productoras de botellas, por su parte, también tienen su propio interés en el reciclaje del plástico. El país ha establecido un impuesto ambiental a todas estas compañías. Pero si la tasa de reciclaje supera el 95% a nivel nacional, todas quedan excluidas de pagarlo.
Vía: Blogthinkbig
No hay comentarios :
Publicar un comentario